miércoles, 28 de abril de 2021

DEL OTRO LADO DE LA VENTANA

 

Institución: Unidad Educativa Fiscal “Paquisha”

Estudiante: Nayely Stefanía Ontaneda Yoza

Curso y Paralelo: Primero “D” BGU

 

Del otro lado de la ventana. 

Ella siempre miraba por la ventana, pero al ver sus ojos me di cuenta de algo asombroso, confirme por completo, que los ojos son la ventana del alma, porque aquellos ojos color marrón, tan brillantes y expresivos, me estaban contando la historia de cómo cambio su vida de un día a otro; me contaba de las melodiosas mañanas familiares tan alegres y divertidas, de amaneceres estudiando para completar sus metas, sus propuestas. Aquellos ojos contaban tantas cosas, tantas memorias guardadas; me contaba de las tristezas, la preocupación, la desesperación que vivía el país y también el mundo, de un virus mortal que obligó a todos a quedarse en casa, sin poder salir ni a la tienda, me contaba de las pérdidas numerosas que tuvieron millones de familias, de los miles de personas que fallecieron a diario, del dolor de cada madre. Padre y hermano; me contó que tuvo que salir huyendo de este virus, se fue huyendo de la muerte que estaba tan ansiosa allí afuera, huyó para proteger a su familia, tuvo que irse a un lugar menos contaminado, la gente estaba al tanto del virus pero no se encontraban tan asustadas, sin embargo no toda la tranquilidad, por las noches pasaban camiones llenos de cadáveres, había personas que se encontraban muertas en las calles, toda era una completa película, cuando quisieron hacer algo ya era muy tarde, ya el virus estaba en el lugar donde habitaba, contaba de los familiares que perdió, sus ojos se llenaron de lágrimas, lo cual causaba una tristeza demasiado inexplicable. Contó que extrañaba ir con sus amigos, oír pasar al señor de la avena polaca, la bulla que hacían los chicos en cada cuadra gritando un gol, la bulla de cada familia cuando se juntaban, también mencionó que extrañaba aquellos tiempos en los que para salir solo necesitábamos algo de dinero y la actitud, sobre todo; ahora necesitamos una mascarilla, alcohol o gel antibacterial.

Hoy por hoy aún duele todas aquellas pérdidas de nuestros seres queridos; aquellos ojos se volvieron a iluminar enormemente al decirme que la fe mueve montañas, y aunque el virus no se haya ido del todo, poco a poco está volviendo a la normalidad. Mientras la observaba pude sentirme agradecida con Dios porque mi familia se encuentra sana y salva; también pude ver y entendí la importancia de valorar a las personas que tenemos a nuestro alrededor.

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